Cuentos de bichos: Estrategia de gestión de errores
En entradas anteriores te comenté el origen de los errores de software y realicé una pequeña y divertida clasificación. Hoy sigo con la temática bichos para recomendarte una aproximación interesante al modo de gestionar aquellos errores que, en ocasiones, puedan aparecer en tu código. Hay cuatro preguntas fundamentales que deberías hacerte a ti mismo para definir tu estrategia en lo referente a la gestión de cada casuística de error en tu desarrollo:
1. ¿Voy a mostrar estos errores?
Si bien es cierto que en un entorno de desarrollo esto es más que necesario hacerlo, en producción, el hecho de mostrar los errores de nuestra aplicación con toda la información que pueden facilitar es, cuando menos, una invitación a hackearla. Añade a esto que tu desarrollo parecerá mal diseñado y poco profesional a ojos de los usuarios y clientes. Es fundamental, por tanto, que puedas manejar la visibilidad de las notificaciones de error de tu aplicación según el entorno en el que se esté ejecutando, y que nunca se muestren en producción.
2. ¿Voy a registrar estos errores?
Anotar las notificaciones de error en un registro donde poder consultarlas más tarde es un modo excepcional para rastrear posteriormente sus causas. También disponemos de la posibilidad de, por ejemplo mediante syslog, realizar esta gestión a través del sistema operativo.
3. ¿Voy a ignorar estos errores?
Pueden darse errores que no resulten críticos para tu aplicación, como puede ser el intento de lectura de un archivo de configuración inexistente. En este caso, la función de lectura podría lanzar un error crítico que detuviera la ejecución de tu aplicación, sin que el usuario haya recibido ningún tipo de información sobre dicha interrupción. En este caso puede ser interesante ignorar el error para preservar la ejecución.
4. ¿Voy a actuar frente a estos errores?
Seguimos con el caso anterior. Al ignorar el error has evitado un cierre inesperado de la aplicación. Con el fin de facilitar un poco más de información a tu usuario, una vez echo esto, hay que comprobar si disponemos del archivo y podemos hacer uso de él. En el caso que comentamos, no es así, pero ahora podemos informar al usuario de que no ha sido posible disponer del archivo de configuración, informar de posibles causas y soluciones y, a continuación, cerrar nosotros mismos la aplicación de un modo elegante.
La combinación de respuestas frente a estas cuatro preguntas te ayudarán a determinar, de un modo sencillo, tu estrategia de gestión para cada casuística de error.